lunes, 13 de junio de 2011

MICHAEL CONNELLY: "La rubia de hormigón" (1994)



A MODO DE INTRODUCCIÓN

"La rubia de hormigón" (1994) fue la tercera novela que escribió Michael Connelly, y durante diez años permaneció inédita. A través del personaje de Alyce Moore se enlaza la presente novela con la anterior del autor ("Hielo negro")

SINOPSIS
Harry Bosch se enfrenta a un juicio interpuesto por la familia de N. Church. Años atrás, estando de servicio, Bosch mató a Church, a quien creía culpable de una serie de asesinatos. La viuda de Church sigue insistiendo en la inocencia del que fuera su marido. El hallazgo de un nuevo cadáver con el sello de Church, pero cometido tras la muerte de éste, complica aún más las cosas para Bosch. Alguien, emulando a Church, pretende continuar con los asesinatos.

(ROCAEDITORIAL. Traducción: Javier Guerrero)



PRÓLOGO

La casa de Silverlake estaba a oscuras, sus ventanas tan vacías como los ojos de un cadáver. Era una construcción antigua, de estilo California Craftsman, con un porche que se extendía por toda la fachada y dos ventanas de buhardilla en la larga pendiente del tejado. No se veía ninguna luz encendida tras los cristales, ni tampoco encima del dintel. La casa proyectaba una oscuridad ominosa que ni siquiera el resplandor de la farola de la calle lograba penetrar. Si había un hombre aguardando en el porche, Bosch probablemente no podría verlo.

Casa estilo California Craftsman

CAPÍTULO 6

Así que, durante la pausa para almorzar, sacó su coche del aparcamiento del Parker y condujo hasta el barrio de la industria de la confección para comer en Gorky's. El restaurante ruso servía desayunos todo el día y pidió huevos con beicon y un especial de patatas y se llevó la bandeja a una mesa donde alguien había dejado un ejemplar del Times.


CAPÍTULO 7

El valle de San Fernando era el dormitorio comunitario de la ciudad en más de un sentido. También era la sede de la industria pornográfica de la nación.

Valle de San Fernando


CAPÍTULO 11

Caminaron por Temple hasta Los Angeles Street. Bosch no se fijó en la gente que tenía al lado, en los vagabundos que agitaban sus tazas en las esquinas. (...) El semáforo cambió y los dos detectives cruzaron Los Angeles Street y luego giraron a la derecha hacia el Parker Center.

Los Ángeles St.

CAPÍTULO 12

Bosch tiró el cigarrillo en la fuente que formaba parte del monumento a los agentes caídos en acto de servicio y entró por las puertas de cristal que daban acceso al Parker Center.

Monumento a los Agentes caídos en Acto de Servicio (L.A.)

Bosch aparcó en el garaje del centro comercial y accedió al vestíbulo exterior a través de la entrada trasera. Era todo de mármol italiano, con un gran piano en el centro que tocaba solo. Bosch reconoció la canción. Era un estándar de Cab Calloway: Everybody That Comes to My Place Has to Eat.


"Everybody eats when they come to my house" (Cab Calloway)

CAPÍTULO 14

Laurel Canyon es una vía serpenteante que conecta Studio City con Hollywood y el Sunset Strip a través de las montañas de Santa Mónica. En el lado sur, donde la carretera pasa por debajo de Mulholland Drive y los cuatro rápidos carriles se estrechan a dos en una invitación a una colisión frontal, el cañón se convierte en el Los Ángeles enrollado, donde los búngalos del Hollywood de hace cuarenta años conviven con edificios contemporáneos de cristal de varios niveles que a su vez tienen por vecinos a casitas de pan de jengibre.

Laurel Canyon


Harry Houdini construyó allí un castillo entre las colinas empinadas, y Jim Morrison vivió en una casa de madera cerca del mercadillo que todavía sirve como único reducto del comercio en el cañón.



Casas de Harry Houdini y Jim Morrison en Laurel Canyon

Condujo hasta Woodrow Wilson Drive y después cuesta abajo hasta la casa que se alzaba en un saledizo y tenía vistas al paso de Cahuenga. No había dejado ninguna luz encendida porque con Sylvia en su vida nunca sabía cuánto tiempo tardaría en volver.
FOTO

CAPÍTULO 20

Sinatra cantaba Summer Wind desde una máquina de discos que Bosch no podía ver.

"Summer Wind" (Frank Sinatra)

Bosch pensó en todo ello durante unos minutos. Observó que la banda empezaba con un tema de Billy Strayhorn titulado Lush Life.

"Lush Life" (Billy Strayhorn)

Después de que Edgar se hubo ido, Bosch captó la atención de la camarera y pidió otra ronda. El cuarteto tocaba Rain Check con algunos riffs improvisados que a Bosch le gustaron. El whisky estaba empezando a calentarle el estómago y se sentó, fumó y escuchó, tratando de no pensar en nada que tuviera que ver con polis o asesinos.

"Rain Check" (por Duke Ellington)

Bosch volvió a mirar al cuarteto. Continuaba con el repertorio de Strayhorn y estaban en Blood Count. El saxofonista era muy competente. Se quedaba en el punto y el fraseo era limpio.

"Blood Count" (por Duke Ellington)

CAPÍTULO 21

Miró a través del parabrisas al monolito gris que era el Parker Centén La mayoría de las luces estaban encendidas, pero sabía que las oficinas ya se habían vaciado. Las luces de las salas de brigada siempre quedaban encendidas para dar la apariencia de que la lucha contra el crimen nunca dormía. Era una mentira.


Parker Center

CAPÍTULO 24

Aunque la Universidad del Sur de California estaba situada en los barrios bajos que rodean el Coliseum, una vez que se traspasaba la verja y se entraba en el campus, todo parecía tan bucólico como en Catalina. No obstante, Bosch sabía que aquella paz había sido quebrantada cada vez con mayor frecuencia, hasta el punto de que incluso para los Trojans podía resultar peligroso jugar al fútbol.

Universidad del Sur de California

CAPÍTULO 25

Atravesaron en coche el valle de San Fernando y llegaron a Saddie Peak Lodge por el cañón de Malibú. Era una antigua casa de cazadores y el menú era la pesadilla de un vegetariano. No había más que carne, desde venado hasta búfalo.

Saddie Peak Lodge

Saddie (interior)

CAPÍTULO 27

—Se dirige al Dome —dijo Sheehan al fin.
—¿Al Dome? —preguntó Bosch.
—Al cine de Sunset, pasando Wilcox. Acaba de aparcar. Ha comprado una entrada y se ha metido dentro. Debía de estar haciendo tiempo en el coche hasta que empezara la película.
Bosch intentaba imaginarse la zona. La gigantesca cúpula geodésica era uno de los cines más conocidos de Hollywood.

Dome Theatre

CAPÍTULO 29

Desde la suite de dos ambientes del hotel Loews, en Santa Mónica, tenían una panorámica del océano más allá de una playa inmensa. Era el tipo de habitación que incluía albornoces largos de rizo y bombones envueltos en papel dorado encima de las almohadas. La puerta delantera de la suite estaba situada en el cuarto piso de un edificio de cinco plantas con una fachada de cristal que daba al Pacífico, desde la que se alcanzaba a ver todo el arco de la puesta de sol.


Hotel Loews (Santa Mónica)

CAPÍTULO 31

A las siete y media de aquella tarde, Bosch estaba sentado en el Caprice en el aparcamiento trasero de St. Vibiana, en el centro de Los Ángeles. Desde su posición, divisaba media manzana de la Segunda, hasta la esquina con Spring.

St. Vibiana Cathedral (L.A.)

CAPÍTULO 33

—¿Quieres que salgamos este fin de semana? —preguntó él—. ¿Que nos vayamos de la ciudad? Podríamos hacer el viaje hasta Lone Pine y quedarnos en una cabaña mañana por la noche.
—Sería fantástico. Yo podría... Podríamos hacerlo.
Unos minutos después ella comentó:
—Harry, puede que no podamos quedarnos en una cabaña. Hay muy pocas y normalmente los viernes están todas ocupadas.
—Ya he reservado una.

Lone Pine Lake

martes, 7 de junio de 2011

MICHAEL CONNELLY: "Hielo negro" (1993)


A MODO DE INTRODUCCIÓN:
Antes de dar inicio a la segunda entrada de este blog dedicado a la figura del detective Harry Bosch, quisiera puntualizar (por si no quedó claro en la introducción a la entrada anterior) que el propósito del blog no estriba en realizar estudios profundos, ni literarios ni de ningún otro tipo, acerca de Michael Connely, su personaje Harry Bosch, o su producción narrativa. Para ello ya existen blogs de gran calidad que diseccionan la obra de Connelly desde diversos puntos de vista. Recomiendo especialmente WOODROW WILSON DRIVE, donde podéis encontrar todo lo que queríais saber y no os atrevisteis a preguntar (http://woodrowwilsondrive.es)
La misión de este blog se limita sólo a recorrer los lugares visitados por Harry Bosch en sus novelas, acompañados por la banda sonora de las mismas (en la que destacará, de forma mayoritaria, la música de jazz de los años cincuenta y sesenta, especialmente la interpretada al saxofón).
Como algunos sitios concretos se reiteran en muchos de los títulos (su vivienda, Park Center, algunos bares y restaurantes preferidos, etc.), se repetirá su aparición  si es determinante su importancia en la novela a la que se le dedique la entrada (siempre procurando que, al menos, la imagen escogida sea distinta)
Para terminar, sólo mencionar que con esta novela Michael Connelly ganó el Maltese Falcon Award otorgado por The Maltese Falcon Society de Japón.

Sinopsis

Cal Moore, del departamento de narcóticos, fue encontrado en un motel con un tiro en la cabeza cuando estaba investigando sobre una nueva droga de diseño llamada “hielo negro”. Para el detective Harry Bosch, lo importante no son los hechos aislados, sino el hilo conductor que los mantiene unidos. Y sus averiguaciones sobre el sospechoso suicidio de Moore parecen trazar una línea recta entre los traficantes que merodean por Hollywood Boulevard y los callejones más turbios de la frontera de México.
(Roca Editorial. Traducción: Helena Martín)



Capítulo 1
El humo se alzaba por el paso de Cahuenga y, al topar con una capa de aire frío, se dispersaba por todo el valle. (…) Si no lo apagaban pronto, llegaría a las montañas de Griffith Park, donde podría propagarse descontrolado durante horas. Se percibía un claro tono de desesperación en las voces de aquellos hombres.

Griffith Park
En la mesa del comedor le esperaban una copa de vino y tres tarjetas navideñas que aún no había abierto a pesar de que habían llegado la semana anterior. En el tocadiscos sonaba Song of the underground railroad, en la versión de John Coltrane.

"Song of the underground railroad" (John Coltrane)

La otra (felicitación)  también venía de México, concretamente del guía con quien Bosch había pasado seis semanas viviendo, pescando y practicando español el verano anterior. Harry había ido a recuperarse de un balazo en el hombro a Bahía San Felipe, donde el sol y el mar habían hecho milagros. En su mensaje navideño ‑escrito en español‑, Jorge Barrera también lo invitaba a que le hiciera una visita.

Bahía San Felipe
Al son de Spiritual de Coltrane ‑grabada en directo en el Village Vanguard de Nueva York, cuando Harry era todavía un niño‑, Bosch tomó un sorbito de vino y comenzó a fumarse un cigarrillo.
"Spiritual" (John Coltrane en Village Vanguard)
Capítulo 2
El espumillón y las luces navideñas que decoraban Hollywood Boulevard le daban un toque surrealista a aquella calle tan sucia y sórdida. «Es como una puta con demasiado maquillaje», decidió. Si es que aquello era posible.

Hollywood Boulevard en Navidad
Bosch se detuvo en un semáforo de Vine Street y observó a un hombre-anuncio que cruzaba la calle a grandes zancadas, dándose con las rodillas contra los tablones.

Vine St. (LA)
Cuando Bosch era niño y el Hideaway se llamaba El Río, la zona ya iba de capa caída. Pero no había tantas luces de neón y al menos los edificios, aunque no la gente, ofrecían un aspecto menos ruinoso. Al lado del motel, por ejemplo, había habido un bloque de oficinas de la compañía Streamline Moderne con aspecto de transatlántico. Obviamente el edificio había levado anclas hacía mucho tiempo y el solar había sido ocupado por unas pequeñas galerías comerciales.


Bloque de oficinas de la compañía Stremline Moderne
Capítulo 3
Bosch y Moore quedaron el martes por la noche en el Catalina Bar & Grill. Esa noche Moore estaba de servicio, pero el Catalina se hallaba a sólo media manzana del Boulevard. Cuando entró en el bar, Harry lo esperaba sentado en la barra del fondo. A los policías nunca les obligaban a tomar una consumición.

Bosch levantó la vista de los informes y la dirigió al fondo del callejón, por donde asomaba el edificio de cobre y cristal del Gremio de Directores y la parte superior de la valla de Marlboro que dominaba Sunset Boulevard desde tiempos inmemoriales.

Capítulo 9
Bosch cogió Los Ángeles Street hasta llegar a Second Street, y puso rumbo al bar Red Wind.

Red Wind Bar
Al llegar al edificio del Times, Bosch levantó la vista hacia el reloj y vio que eran las seis en punto, así que encendió la radio para escuchar el boletín informativo de la emisora KFWB.

Edificio de Los Ángeles Times
—¿Dónde podemos ir? —preguntó ella.
Harry abrió la puerta y se metió en el coche.
—¿Tienes hambre? ¿Y si vamos a Gorky's o al Pantry?
—Muy bien. ¿Está abierto Gorky's? Me apetece una sopa.
Como era hora punta, tardaron quince minutos en recorrer ocho manzanas y encontrar sitio para aparcar. Cuando finalmente llegaron a Gorky's, pidieron dos jarras de cerveza rusa de la casa y Teresa se tomó un caldo de pollo con arroz.

Capítulo 10
Eran pasadas las doce cuando Bosch volvió adentro. La casa olía al perfume de Teresa y a su propia culpabilidad. Bosch puso el compact de Frank Morgan, Mood Índigo, y se quedó de pie en la sala de estar. Mientras escuchaba sin moverse la melodía del primer solo ‑una canción llamada «Lullaby»‑, Bosch pensó que no había nada más honesto que el sonido de un saxofón.

Al no encontrar "Lullaby", he colocado este bellísimo tema de Frank Morgan que puede respirar la misma atmósfera ("The nearness of you")
Capítulo 11
Rickard ‑que se había puesto un suéter de algodón manchado de grasa y llevaba una bolsa de ropa sucia en la mano‑ caminaba por en medio de la calzada, cantando. Aunque no estaba seguro, a Bosch le pareció que se trataba del tema de Percy Sledge When a man loves a woman interpretada con voz de borracho.
"When a man loves a woman" (Percy Sledge) 
Capítulo 13
Bosch tomaba café en la barra del Pantry y comía unos huevos con bacon, tratando de recuperar energías.

Capítulo 17
Bosch dio una última calada al cigarrillo y arrojó la colilla a la alcantarilla. Antes de agarrar la porra que hacía las veces de tirador del Code 7, dudó un instante y se volvió a mirar al otro lado de First Street. Allí estaba Freedom Park, la extensión de césped que flanqueaba el edificio del ayuntamiento.
Ayuntamiento (Los Ángeles)

Capítulo 19
Era más de la una de la madrugada cuando Bosch llegó a Woodrow Wilson e inició la larga y sinuosa ascensión a su casa. Por el camino contempló los focos de los estudios Universal trazando ochos sobre las nubes bajas.

Bosch atravesó las opulentas poblaciones de Palm Springs y Rancho Mirage, pasando por calles con nombres de presidentes aficionados al golf y gente famosa. Mientras conducía por Bob Hope Drive, se acordó de la vez en que vio al cómico en Vietnam. Después de regresar de una misión de trece días en los túneles de la provincia de Cu Chi, el número de Bob Hope le había parecido divertidísimo. Sin embargo, cuando años más tarde pasaron por televisión unas imágenes del mismo espectáculo, lo encontró deprimente.

Imágenes documentales de Bob Hope en Vietnam

Bosch comenzó la búsqueda de su padre en el registro civil del condado. La partida de nacimiento de Hieronymus Bosch del hospital Queen of Angels, con fecha de 1950, decía que su madre era Margene Philips Lowe y que el nombre de su padre era el mismo que el suyo: Hieronymus Bosch.
Cerca de las diez Bosch se detuvo en un restaurante de carretera llamado El oasis verde, donde se comió unos huevos rancheros. Desde su mesa se contemplaba el lago de aguas plateadas llamado Saltón Sea y, en la lejanía, las montañas Chocolate. Bosch disfrutó en silencio de la belleza y la amplitud del paisaje.

Salton Sea y Montañas Chocolate
Bosch continuó hacia el sur por la ruta 86 atravesando la llanura que iba de Saltón Sea a las montañas de Santa Rosa. La tierra era de cultivo e iba descendiendo lentamente hasta más abajo del nivel del mar: el famoso valle Imperial. El terreno estaba surcado por acequias, por lo que, durante gran parte del viaje, lo acompañó el aroma a abono y verduras frescas.

Valle Imperial
Después de que lo sobrevolaran, Harry consultó sus mapas y encontró un área al sudoeste cerrada al público; se trataba de la Base de Artillería Naval de Estados Unidos en el monte Superstition. El mapa decía que era una zona de pruebas con fuego real y advertía a la gente que se alejara.

Monte Superstition
Capítulo 20
Calexico era como la mayoría de ciudades fronterizas: polvorienta y construida a ras de suelo. La calle principal era una abirragada mezcla de letreros de neón y plástico donde los omnipresentes arcos dorados de MacDonald's eran el único icono reconocible ‑aunque no necesariamente reconfortante‑ entre las oficinas de seguros de automóviles y las tiendas de recuerdos mexicanos.
Calexico

Un sexto hombre, que lucía una camisa de vaquero negra con bordados blancos y un Stetson de paja, tocaba la guitarra y entonaba una canción en español. Como cantaba despacio, Harry no tuvo problema en entenderla:
No sé cómo quererte,
ni siquiera sé como abrazarte,
porque lo que nunca me deja
es este dolor que me atormenta.
La voz quejumbrosa del cantante se oía claramente por todo el parque. A Bosch le encantó la canción, así que se apoyó contra el coche y se quedó fumando hasta que el hombre hubo acabado.
Los besos que me diste, mi amor
son los que me están matando.
Pero mis lágrimas se están secando
con mi pistola y mi corazón,
y aquí como siempre voy viviendo,
con la pistola y el corazón.
Al terminar, los hombres de la mesa de picnic aplaudieron y brindaron con las cervezas.

"La pistola y el corazón" (Los Lobos)
El Hotel de Anza era un edificio de tres pisos de estilo colonial con una antena parabólica en el tejado. Bosch aparcó en el sendero enladrillado de la entrada.

Cuando lo hizo, determinó que estaba en la calzada López Mateos, una calle que le llevaba hasta las puertas de las dependencias judiciales en la parte sur de la ciudad. Entonces el semáforo se puso verde y el tráfico volvió a moverse. Bosch se relajó un poco y miró a su alrededor, con un ojo siempre puesto en los rápidos cambios de carril. A ambos lados de la calle se sucedían tiendas y fábricas viejas, con sus fachadas de color pastel ennegrecidas por el humo de los vehículos que la atravesaban a diario. A Bosch le pareció deprimente. Por la calzada también discurrían varios autobuses escolares de la marca Chevrolet, que aunque estaban pintados de colores vivos, no conseguían alegrar la escena.

Calzada López Mateo (Mexicali)
Al cabo de un minuto, Bosch llegó a un complejo formado por tres grandes edificios con antenas convencionales y parabólicas en los tejados. Una señal cerca de la carretera indicaba que se trataba del ayuntamiento de Mexicali.

Capítulo 21
—Mexicali fue fundada alrededor del 1900 por la Compañía de la Tierra del Río Colorado. Ellos eran los propietarios de grandes extensiones de terreno a ambos lados de la frontera y necesitaban mano de obra barata para la recolecta del algodón y varios alimentos —explicó Águila—. Así que se establecieron en Mexicali, al otro lado de Calexico, supongo que con la idea de que fueran ciudades gemelas. Trajeron a diez mil chinos, todos hombres, y formaron una ciudad: la ciudad de la compañía.

Mexicali (foto antigua)

Mexicali (foto actual)
Capítulo 23
Recortados contra el horizonte, Bosch distinguió los edificios de las dependencias de justicia y, cerca de ellos, a la derecha, una estructura redonda como la de un estadio: la plaza de toros.

Plaza de Toros (Mexicali)

martes, 31 de mayo de 2011

MICHAEL CONNELLY: "El eco negro" (1992)

A MODO DE INTRODUCCIÓN


Entre los lectores empedernidos de novela negra, en muchas ocasiones los debates no versan sobre si tal o cual novela es mejor o peor, más o menos conseguida, sino sobre si sus protagonistas son auténticos logros como personajes o meros arquetipos de género; sobre si  recuerdan a tal o a cual, o aportan identidades claras y originales; sobre si sus pesquisas son complejas desde un punto de vista intelectual o basan sus descubrimientos en las leyes de la medicina forense o los cálculos de probabilidades; sobre si son hombres o mujeres, o travestis (que haberlos, haylos); si son romanos de la antigua Roma o prehistóricos de Neandertal;  si actúan en pareja o por separado; y un largo etcétera de combinaciones posibles que sería prolijo detallar aquí.
Dejando a un lado los clásicos del género (los Spade, Marlowe, Poirot, Marple, Holmes, etc.), si me preguntaran cuáles son mis dos investigadores favoritos de la novela negra actual (no los que participan en las mejores novelas -no hablo de calidad literaria del producto- sino los que me tocan de forma más directa hasta sentirlos vivos y no entes de ficción), respondería que son el detective Hieronymus Bosch (Harry Bosch para los amigos), creado por Michael Connelly, y el comisario Jean-Baptiste Adamsberg, hijo novelesco de la autora francesa Fred Vargas. Dos personalidades completamente opuestas y visceralmente distintas: el primero, pegado al asfalto sucio, frío, ambicioso e inhumano de la ciudad de Los Ángeles; y el segundo, callejeando de forma poética e irreal por las entrañas de un París naïf, acompañado de grandes creaciones de personajes secundarios tan extraños y atractivos como él.


Como homenaje privado a Harry Bosch (y, por consecuente, a Michael Connelly), por haberme hecho disfrutar de tan buenos momentos, inauguro este blog dedicado exclusivamente al seguimiento visual y sonoro de la saga narrativa de Harry Bosch (y que seguirá el orden cronológico de publicación de las novelas).
Esta entrada se centra en la primera vez que aparece en una novela de Michaell Connelly (Filadelfia, 1956) el aludido detective y que inaugura una serie de dieciséis  títulos hasta el momento (dejando aparte su aparición secundaria en algunas otras novelas y relatos del autor)

Con esta obra primeriza obtuvo Michael Connelly el premio Edgar a la primera mejor novela de misterio otorgado por The Mystery Writers or América.
SINOPSIS

El detective Harry Bosch quedó marcado por la dura experiencia de Vietnam. Ahora, un caso le devuelve a su pasado. La víctima, Billy Meadows, había servido en su misma unidad. Ambos eran “ratas de túnel” que combatían en la red de pasajes subterráneos del Vietcong; ambos experimentaron el horror del “eco negro”.
(Roca Editorial. Traducción: Helena Martín)

PRIMERA PARTE
-Bueno, ya sé que anoche te tuvimos ocupado con el asunto de la tele, pero tanto tú como tu compañero estáis de servicio todo el fin de semana y os ha tocado un fiambre en Lake Hollywood. Lo hemos encontrado en una tubería, en el camino de acceso a la presa de Mulholland. ¿Sabes dónde está? (…) Bosch encontró un lugar sin cagadas de paloma donde apoyarse en la barandilla que recorría el muro de contención del embalse de Mulholland.
Presa de Mulholland (Los Ángeles)

Sepúlveda, como casi todas las poblaciones de los alrededores de Los Ángeles, tenía barrios buenos y barrio malos.
Sepúlveda

Bosch cogió la salida de Broadway en dirección al sur y atravesó Times Square hasta llegar a la casa de empeños, situada en el edificio Bradbury.
Bradbury Building

Una vez (me acordaré toda la vida) un tío enorme me trajo el anillo de la Super Bowl de 1983. Era precioso. Le di mil dólares, pero no volvió a buscarlo.
Anillo Super Bowl 1983

Hacía diez meses que Harry Bosch no había estado en el tercer piso de Parker Center.
Parker Center

Bosch tardó cinco minutos en llegar al hospital County-USC y un cuarto de hora en encontrar aparcamiento.
County-USC Hospital

El sol flotaba como una bola de cobre al otro lado de la ventanilla del conductor, mientras por la radio sonaba Soul Eyes, de John Coltrane.
"Soul Eyes", por John Coltrane

Bosch cogió la salida de Barham y luego enfiló Woodrow Wilson en dirección a las colinas que se alzaban sobre Studio City.
Studio City

Pero la panorámica valía la pena; desde la terraza trasera se veía más allá de Burbank y Glendale, hacia el noreste. También se divisaba el perfil púrpura intenso de las montañas de Pasadena y Altadena, y a veces incluso se vislumbraban las nubes del humo v el resplandor anaranjado de los frecuentes incendios de monte bajo. Por la noche disminuía el ruido de la autopista que yacía a sus pies y los focos de los estudios Universal barrían el cielo. Al contemplar el valle de San Fernando, a Bosch le invadía una sensación inexplicable de poder. Aquélla había sido una razón, la más importante, por la que había escogido aquella casa y por la que nunca se mudaría de allí.
San Fernando Valley

Desenfocada detrás de él, en el suelo de paja de la cabaña se vislumbraba la oscura boca de un túnel cuyo contorno, desdibujado y amenazador, era como la boca escalofriante del cuadro del Edvard Munch, El grito.
Edward Munch, "El grito" (detalle)

SEGUNDA PARTE
Bosch condujo hasta el centro para tomarse una tortilla, tostadas y café en el Pantry, un bar de Figueroa Street que permanecía abierto las veinticuatro horas del día. En el interior, un cartel anunciaba con orgullo que el establecimiento nunca había pasado un solo instante sin clientes desde antes de la Depresión. Al darse la vuelta, comprobó que el peso de aquel récord recaía sobre él, ya que estaba completamente solo.
Pantry

Pantry (interior)

A las nueve ya había llegado a Westwood y se encontraba en el decimoséptimo piso del edificio del FBI en Wilshire Boulevard.

Las cortinas actuaban como una capa de niebla sobre la contaminación y Bosch, casi rozando el tejido con la nariz, miró abajo, al otro lado de Wilshire, donde se hallaba el cementerio de la Asociación de Veteranos. Sus lápidas blancas se alzaban sobre el césped recortado como filas y filas de dientes de leche. 
Cementerio Asociación de Veteranos (Los Ángeles)

Tal vez prefería comer sola. Bosch cruzó la calle hasta la otra esquina y se apostó delante del teatro Fox.
Teatro Fox


TERCERA PARTE
Harry encendió la radio para escuchar el partido de los Dodgers, pero luego la apagó; estaba cansado de oír a gente. En su lugar, puso varios compacts de Sonny Rollins, Frank Morgan y Branford Marsalis: música de saxo. Luego extendió las carpetas en la mesa del comedor y destapó una botella de cerveza. «Alcohol y jazz —pensó mientras bebía—. Duermes con la ropa puesta. Eres un poli tópico, Bosch.
Soony Rollins

 
Frank Morgan


Branford Marsalis

Entonces vio que ella se paraba a contemplar un cuadro en el recibidor, en la pared opuesta al espejo. Era una reproducción de El jardín de las delicias, un tríptico de un famoso pintor holandés del siglo XV.
Hieronymus Bosch —comentó ella mientras estudiaba aquel paisaje macabro—. Cuando vi que ése era tu nombre completo pensé que…
-No hay ninguna relación —terminó él—. A mi madre le gustaban sus cuadros, supongo que por lo del apellido. Ella fue quien me envió esa reproducción con una nota que decía que le recordaba a Los Ángeles, por la cantidad de gente loca que hay. A mis padres adoptivos, bueno, no les hizo mucha gracia, pero yo lo he guardado todos estos años. Lo colgué aquí en cuanto me compré la casa.
-Pero tú prefieres que te llamen Harry.
-Sí, Harry me gusta.
"El jardín de las delicias" (El Bosco)

CUARTA PARTE
Al llegar a la bahía de Santa Mónica, Bosch y Wish continuaron por la autopista del Pacífico. El viento había empujado la contaminación hacia el interior, de modo que se distinguía la isla Catalina más allá de las olas. Se detuvieron a almorzar en el restaurante Alice’s y, como era tarde, encontraron una mesa vacía junto a la ventana.

Isla Catalina


Aparcaron delante de la casa de Eleanor Wish, una vivienda realquilada a dos manzanas de la playa, en Santa Mónica. Mientras entraban, ella le confesó a Bosch que, aunque vivía muy cerca del océano, si quería verlo, tenía que salir al balcón de su dormitorio y estirar el cuello hacia Ocean Park Boulevard. Desde allí se divisaba un trocito del Pacífico.

Santa Mónica (desde Ocean Park)
-Si te gusta el jazz, ahí hay un compact que acabo de comprar. Aún no he tenido tiempo de escucharlo –sugirió ella. Bosch se dirigió a la cadena (…) y seleccionó el nuevo disco. Al ver que se trataba de Falling in love with jazz de Sonny Rollins, sonrió, porque él también lo tenía en casa.



"Tennessee Waltz" (Sonny Rollins, tema del disco "Falling in love with Jazz")

Bosch descubrió otra afinidad con Eleanor Wish cuando se volvió y vio, en la pared donde estaba el sofá, una reproducción en un marco negro de Aves nocturnas, de Edward Hopper.

"Aves nocturnas" (Edward Hopper)
QUINTA PARTE
Lewis y Clarke siguieron al Caprice gris (de Bosch) hasta la autopista de Santa Mónica.

Caprice gris (así puede ser el coche de Harry Bosch)
Y continuó por la autopista hasta atravesar el túnel y emerger en los acantilados junto a la carretera de la costa. Bosch puso rumbo al norte, con el sol radiante sobre su cabeza y las montañas de Malibú en la distancia, como manchas opacas en el borroso horizonte.

Montañas de Malibú
Woodrow Wilson Drive se curva en dirección contraria a las agujas del reloj en su ascenso por las colinas de Hollywood. (…) A la izquierda, las casas descansan perfectamente sobre la ladera. (…) Las viviendas de la derecha, sin embargo, son más nuevas y sus estructuras de madera se asoman intrépidas a los barrancos cubiertos de arbustos y margaritas. Los edificios se aguantan con cuatro vigas y grandes dosis de fe, aferrándose tan precariamente al terreno como sus propietarios a sus puestos de trabajo en los estudios cinematográficos situados al pie de la colina. La casa de Bosch era una de éstas; la cuarta de la derecha empezando por el fondo.

Viviendas de madera en Woodrow Wilson Drive

Vivienda en Woodrow Wilson Drive que, por sus características, podría ser similar a la que habita Harry Bosch
Bosch encendió la cadena musical y puso un compact de Wayne Shorter. (…) Cuando Shorter atacaba los últimos compases de 502 Blues, Bosch se sentó en su butaca de vigilancia y encendió un cigarrillo mientras intentaba trazar un plan.

"502 Blues" (Wayne Shorter)
SEXTA PARTE
Pasaron Rodeo Drive y se encontraron en el corazón del distrito comercial de la ciudad. Los edificios que flanqueaban Wilshire Boulevard empezaban a aparecer más señoriales, como si fueran conscientes de que sus propietarios tenían más dinero y más clase.

Whilshire Drive (Los Ángeles)
Meadows, que iba colocado, metió una cinta en un radiocasete que siempre llevaba consigo y puso Purple Haze de Jimmi Hendrix a todo volumen. Era uno de los recuerdos más vivos de la guerra, aparte de los sueños, que conservaba Bosch. Después de eso a Bosch dejó de gustarle el rock and roll. El ritmo enérgico de la música le recordaba demasiado a Vietnam.

"Purple Haze" (Jimmi Hendrix)